Un buen
día decidí vivir a toda costa aunque, para ello, tuviese que morir en el
intento. Y es que hay veces en las que prefieres estar muerto que indiferente.
Por esto, decidí empezar a vivir cada anochecer como si fuese el último.
Renací de mis cenizas y empezaron los mejores
últimos días de mi existencia. Ahora me gusta bailar a solas por mi casa cuando
no hay gente y besar bajo la lluvia, decir "te quiero" en el momento
en que lo siento, y no me arrepiento de nada, quiero con toda la intensidad y
no sé odiar, me tropiezo y me levanto...Puede decirse que para bien o para mal
me hice a mi misma... Y aprendí que en soñar puedo sacar matrícula de honor...
Por eso me encantan las películas románticas, salir con mis amigas, las
piruletas de fresa, los chicles de menta y los perros; por eso, dejo en el
alfeizar de mi ventana ilusiones para quien pueda guardarlas en los bolsillos y
suelo cerrar los ojos para sentir el aire, para que el silencio me acaricie y
me sacuda el viento. Por eso, me estremezco por un solo instante de delirio,
por saber que alcanzo mis versos y escupo mis miedos. Pagar con penas no me
pesa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario